«En la lectura debe cuidarse de dos cosas: escoger bien los libros y leerlos bien.»
Jaime BALMES (1810-1848)
Recientemente celebró la O,M,S. el Dia de la Salud Mental 2023 y pudimos releer una frase muy de moda: Sin salud mental no hay salud.
Salud y enfermedad son dos caras de una misma moneda, presencia y ausencia. Es un continuo, con mil vías, entre los que siempre existirán algunas que no están en dónde idealmente las esperábamos. Pero ¿tiene buena salud quien es portador de una afección que desconoce? Es el caso de un diabético enmascarado, que no percibe los síntomas o signos y tiene buena salud percibida, pero carece de buena salud real. Algo así sucede en la salud mental.
Podemos definir la salud mental como la capacidad o competencia para mantener un estado de bienestar y tender a la plenitud de las facultades mentales: pensamientos, emociones, recuerdos, conductas, relaciones sociales, resistencia en la adversidad, toma de decisiones, etc. Lógicamente, no se trata de algo lineal y constante, sino vivo y moldeable por la vida interna del sujeto y por las circunstancias. Y su alteración varia con un límite no preciso, sino a modo de franja o banda en la intensidad de los cambios vividos.
Algunos signos identitarios o señales de buena salud mental podrían ser: serenidad, ausencia de conflicto personal interno, autoestima correcta sin bajadas o subidas emocionales ni complejos de inferioridad o superioridad, con relaciones interpersonales adecuadas, constancia en el quehacer, en la responsabilidad, en la atención… El hombre es un ser de encuentro que se despliega abriéndose a las relaciones personales con los demás. Frente a la Medicina basada en la Evidencia, tan en boga hoy en día, hemos de considerar la Medicina basada en la Persona, que se propone mirar y escuchar personas, para entenderlas, saber qué las hace sufrir y pro-curar aliviarlas o curarlas, mediante los recursos que ese saber proporciona. Es tarea que requiere tiempo en esta cultura acelerada e individualista, superando con el compromiso asistencial los meros índices estadísticos.
Y esto no es algo nuevo. En una carta del siglo XVI, recogida por José María Poveda en La Psicología de Teresa de Jesús, se afirma:
“Verdad es que a mí me tiene espantada y lastimada (…) lo mucho que participa la pobre alma de la enfermedad del cuerpo que no parece, sino que ha de guardar sus leyes…. “
Efectivamente, la experiencia lo avala y la continuada vivencia clínica en una consulta de Medicina Psicosomática lo certifica, hay que recordar esta gran influencia psico-somática y somato-psíquica en el devenir biográfico de cualquiera de nosotros. Y como nadie encuentra lo que no busca o conoce, es preciso estar atento para descubrir que la afectación emocional es significativa entre las causas del padecer del cuerpo y viceversa, por un golpe físico nacido fuera de nosotros se resiente el estado anímico y mental. Se puede enfermar ahora por un trauma antiguo infantil o también, por una sobrecarga actual de estrés físico agudo.
Reflexionando esta doble vertiente ganaremos en Salud Mental a lo largo de este año y quizás lo reflejemos, también, en esa otra cara que es la Salud Física de la persona, y es que: Sin salud mental no hay salud.
Dr. Manuel Álvarez Romero, Médico Internista
Dr. José Ignacio del Pino Montesinos, Médico Psiquiatra