
La sociedad actual adolece de falta de valores, algunos tan necesarios como el respeto, la educación y el trato digno hacia una profesión, la de médico, tan importante en nuestras vidas. El conocido escritor Juan Manuel de Prada, en un reciente artículo, adolece de alguno de ellos. El problema se hace mayúsculo cuando esa falta de respeto proviene de una persona culta, intelectualmente dotada para saber discernir entre la demagogia y la verdad. ¿Qué nefastas experiencias ha tenido usted con la profesión médica, Sr. de Prada, para alcanzar semejante grado de desconocimiento sobre la grandeza de ser médico?
Pero antes de refutar el sin fin de valores peyorativos que enumera en su poco atinado y sobre todo inoportuno artículo, le aseguro que a la inmensa mayoría de médicos españoles no nos gustan demasiado los “médicos televisivos”, expresión desafortunada que ha salido de su acreditada pluma de escritor. Por el contrario, si quiero manifestarle que a los casi doscientos setenta y ocho mil médicos españoles, sus frases y comentarios nos han parecido desafortunados y carentes de todo conocimiento de lo que supone nuestra bellísima profesión.
Mire usted Sr. de Prada, ¿de qué manual de despropósitos ha sacado el convencimiento de que “el médico es un técnico, que aplica fríos protocolos”. ¿En qué espacios del saber científico médico, ha sacado la conclusión de que los auténticos médicos, a los que hay que prestar la máxima credibilidad son los investigadores?
Quizás todo provenga de un grave error conceptual por su parte, excusable en cierta medida al no haber pasado por ninguna Facultad de Medicina y probablemente desconozca toda la riqueza del concepto de la Ética y Deontología Médica, tan valorada por todos los médicos.
Pero para todos los que me honren con la lectura de este modesto artículo, simplificaría el párrafo anterior con la definición de que el médico es un profesional de la Medicina en el que toda su actividad, viene ungida de un primordial sentido vocacional, por encima de otras consideraciones. Puedo compartir con usted, que no todos los médicos tienen ese sentido vocacional, tan inherente a la profesión, pero no le quepa la menor duda de que la mayoría sí lo posee.
Al inicio del artículo, comentaba yo, aparte de la falta de conocimiento y veracidad del mismo, su inoportunidad. España y prácticamente el resto del mundo, han sufrido una de las mayores pandemias que se han conocido. Evidentemente no es el momento más propicio ni oportuno para crear alarma innecesaria en la población, poniendo en duda la fiabilidad médica de los profesionales que aparecen en los medios audiovisuales. Es de suponer que sus críticas van dirigidas a las numerosas apariciones en telediarios y medios de difusión de médicos especialistas en enfermedades infecciosas, epidemiólogos e incluso virólogos, que han sufrido el acoso mediático de periodistas e informadores de cualquier cadena televisiva, radiofónica y de la prensa escrita o digital.
Normalmente estos destacados médicos especialistas, tienen una sólida formación en sus respectivas especialidades y están a años luz de las deficientes informaciones que nos daba diariamente el inefable Dr. Simón, que actuaba más como portavoz de un gobierno irresponsable y a la defensiva, que con sus cambiantes comentarios y pronósticos, consiguió que gran parte de la población española, perdiera la confianza en las informaciones que como portavoz del Ministerio de Sanidad facilitaba día tras día y noche tras noche. Permítame que para completar su escaso conocimiento sobre temas médicos le comente los siguientes aspectos:
Para llegar a ser epidemiólogo, según la SEMG, se necesitan más de diez años de formación y estudios para alcanzarlo, y algo parecido ocurre con la Virología, rama médica que se encarga de estudiar los virus y otros agentes patógenos. A la especialización de virólogo se accede a través de los grados de Medicina, Veterinaria, Farmacia, Ciencias Biológicas, Agronomía y Biotecnología, según se explica en la página web del Máster de Virología de la Universidad Complutense de Madrid. Después de aprobar el examen nacional del MIR o del BIR, según el grado escogido, la formación exige varios años, más en la especialización. Por tanto no minimice ni por supuesto desprecie los conocimientos y eventuales declaraciones en los medios periodísticos, entre ellos los televisivos, de estos brillantes expertos, que en la inmensa mayoría de los casos saben muy bien de que están hablando.
Y por favor, Sr. de Prada, el gran esfuerzo investigador de medio mundo científico, incluido el español, no tiene nada que ver con los legítimos intereses mercantiles de grandes laboratorios y empresas farmacéuticas, que en un tiempo récord han fabricado y puesto en uso clínico, millones de dosis de vacunas, especialmente contra la Covid 19, que han salvado la vida de millones de personas.
Por último, un humilde y bienintencionado consejo, Sr. de Prada: no pierda la confianza en los médicos, incluso en los que aparecen en los medios televisivos. Procure informarse del bagaje cultural y científico que atesora cada uno, antes de criticarlos sin fundamentos. Yo no podría hacer una somera crítica de ninguno de sus libros, porque no tengo ni los conocimientos ni las virtudes que usted tiene para ello. Pero igualmente no se atreva a criticar sin fundamentos científicos a los representantes de una profesión vocacional, no lo olvide vocacional, que en los últimos años ha salvado muchas vidas en España, a cambio de ofrecer la suya propia, además de infinidad de sufrimientos y secuelas, como malvado tributo ante la terrible pandemia que aún estamos padeciendo.
Juan Manuel Contreras Ayala
Observatorio de la Sanidad del RICOMS